Friday 14 August 2009

Big Brother Deluxe


Hace unos meses abrieron un restaurante junto al museo de escultura abstracta bajo el puente de Juan Bravo que, por cuestiones de logística, se ha convertido en nuestro comedor de referencia. Está a apenas 100 metros de la oficina y puedes comer razonablemente rápido y sano. Aunque el local es bastante angosto y cicatero con el espacio (llegamos a comer seis en una mesa justita para cuatro), abrieron una terraza amplia al aire libre. Resulta un poco más caro que la media de la zona, pero la desconexión y el divertimento están plenamente garantizados. Resulta que los habituales del lugar ofrecen un espectáculo acojonante, particularmente para quienes, como el niño Andrés y el resto de nosotros, en mayor o menor medida, no podemos evitar atender a las conversaciones ajenas.
Media docena de bronceadísimos jóvenes, casi con toda seguridad empleados en un banco de inversión, lucen sus inmaculados trajes en una mesa próxima a la nuestra. Unas pulseras de nudos, dos de ellas con un bordado imperfecto de la bandera de España, y un pelo ligeramente largo por atrás y peinado de lado se empeñan en demostrar que, pese a su oficio, son personas libres, a lo mejor hasta un poquito “jipis”. El más joven lleva la voz cantante, habla de un fin de semana increíble en el coto de su papi. No distinguimos con exactitud todos los tramos de la conversación, pero deducimos que le gusta más matar lombrices – tal vez fueran perdices- que comérselas. También que tan divertida actividad está reservada a los varones. “No hodasssss, no, no, mi chica se quedó en Madridddddd” “Las únicas mujeres que pisan el coto son las mucamassss”.
Con casi 40 grados a las dos y media de la tarde deciden quitarse las chaquetas – No lo oímos, pero lo han pactado, seguro, porque se levantan todos a una para realizar el mismo movimiento-. El cazador de lombrices lleva unos hermosos tirantes, como los de Gordon Gekko en Wall Street y comparte con el resto bonitos bordados con sus iniciales en la camisa.
Ya sin chaqueta, visiblemente más cómodos, viran la conversación hacia el fascinante mundo de los viajes. Se ve que el más dorado de ellos ha estado de vacaciones en Saint Tropezzzzzzzzzz. Comienza entonces una surrealista pelea de egos. Para nuestra sorpresa, el cazador de lombrices queda KO en la primera ronda tras cometer el fatal error de mencionar que una vez estuvo en Benidormmmm (Muy mal, chato, muy mal, mira que pasar del coto a Benidormmm). Uno de ellos se retira directamente, se ve que era el becado del IESE y no se atreve a confesar que pasó los últimos veranos remando en el lago del Retiro con ocasionales excursiones, tortilla en ristre, al Valle de los Caídos. Pero los cuatro que restan son duros, expertos en el cuerpo a cuerpo. - ¿Nueva York?. Pues toma Brno. ¿Iguazú?, pues trágate este República del Congo. Tras recorrer los continentes en un período récord, el más maduro se convierte en claro ganador. “El campo base del Everest, eso sí que es un “must””. Un upper cut de libro que deja tumbados a los tres contrincantes. Ya embriagado por el triunfo, decide lucirse. “El polo es otro must, nadie debería morir sin visitarlo” afirma dejando a los contrarios boquiabiertos y a nosotros, pobres paletos, preguntándonos a qué clase de polo se refería. El Frigo Pie, para Andrés, aunque Feli prefiere el mítico Drácula.
Por más que buscamos no hemos conseguido encontrar las cámaras, probablemente escondidas entre las plantas, las sombrillas o en las bandejas de los camareros. Por si acaso, nosotros usamos nombres falsos, no nos quitamos las gafas de sol e impostamos la voz cuanto podemos.

Wednesday 12 August 2009

El Grito


Quebró el silencio y la rutina que acompañan mis largas noches de insomnio con un grito aterrador. Subí las escaleras de dos en dos para constatar que el motivo de su ansiedad era de carácter reservado. Envidié su desazón. Hace una eternidad que la bestia que vive en los sueños no me visita