Tuesday 16 August 2011

¡Todo Tuyo!



Un par de monjas carmelitas vende Kleenex en la acera de los impares de la calle Atocha. Unos metros más abajo, un grupo de peregrinos riega con agua sucia los parabrisas de los vehículos en el semáforo de la Glorieta del Emperador Carlos V. En la Cuesta de Moyano, paramilitares bajo la apariencia de Boy Scouts revisan los bajos de los feligreses en busca de artefactos explosivos. Capitanes con alzacuellos navegan por almas revueltas en veleros de contrachapado que tiñen de blanco inmaculado el Jardín del Buen Retiro. Un nutrido grupo de “papaflautas” armados con bongos, bandurrias y guitarras ofrece una selección actualizada de los grandes éxitos eucarísticos acampado en uno de los polideportivos o colegios ocupados por la visita del Papa. Las ratas tratan sin éxito ocultar su hambruna en las cloacas, desbordadas por una avalancha inexplicable de yonkis, rojos, putas, mendigos, librepensadores, abortistas y maricones.

Thursday 11 August 2011

London calling y los Flute Dogs

“Se ha declarado la guerra, la batalla se acerca (…) Londres se está incendiando y yo vivo junto al río” Joe Strummer y Mick Jones, 1979. http://tu.tv/videos/london-calling-the-clash-subtitulos-i
 
      La dudosa elección de un tema tan inconformista e incendiario como el London Calling de los Clash como himno de los Juegos Olímpicos londinenses de 2012 alcanza ahora cotas de surrealismo lisérgico habida cuenta de los salvajes disturbios que azotan a la capital británica y a ciudades como Manchester, Liverpool y Birmingham.
Probad a quitar el sonido a las imágenes de los conflictos y poned encima esa machacona y poderosa marcha (Em Am7 G Am7) que pese o quizás precisamente por su simpleza estructural, es un himno generacional cuyo uso publicitario es una muestra más de la falta de escrúpulos del marketing capitalista en este momento de enajenación mundial.
La apatía de los políticos, la reinvención de la teoría económica, el fracaso del capitalismo, las revueltas en medio mundo y la manipulación informativa se conjugan en este lienzo cubista en el que nos cuesta encontrar atisbos de realidad. Instalados en esta rutina surrealista hasta mi madre escucha sin inmutarse la apertura del telediario con el repunte de la “prima de riesgo por las dudas sobre la consolidación fiscal” y el gobierno iraní (el de ese defensor de su pueblo llamado Ahmadineyad http://www.youtube.com/watch?v=YuKU_eHado4) insta a las autoridades británicas a no actuar con violencia amenazando con cerrar su embajada en la City. En España, el único diario independiente – el que ofrece gafas con el emblema del vaticano y un rosario con la bandera nacional para la visita del Papa – llama a los protagonistas de los disturbios “indignados”, la acepción menos despectiva de las que utiliza el grupo que acuñó el término “perroflautas” para ganarse la simpatía de los militantes del “15-M”.
Quizás sea yo, pero me da la sensación de que el término “indignado” vale para todo. Recientemente un diario deportivo titulaba “un perroflauta en Asturias” en relación con la decisión del futbolista Javier Poves de abandonar su carrera deportiva asqueado por el negocio que rodea al fútbol profesional. Al margen de que uno pueda coincidir o no con las opiniones del futbolista, la sociedad debería mostrar cuando menos respeto por una decisión que, sí, pone en tela de juicio el sistema, pero en una actitud esencialmente noble, veo difícil encontrar motivos oscuros (aunque, obviamente muchos escépticos hablan de los 15 minutos de fama a los que se refería Warhol).
Independientemente de la malicia, las similitudes que asocian algunos medios a los movimientos español y británico pecan de un simplismo o falta de conocimiento notables. El 15-M español busca canalizar el desencanto y el rechazo hacia algo positivo, con propuestas más o menos románticas, pero en intención constructiva. Además, refleja la recuperación de una cierta conciencia política entre las generaciones "perdidas".
Los hoodies (literalmente “encapuchados”) londinenses representan exactamente lo contrario. Son un reflejo de falta de valores políticos, egoísmo y consumismo. Mientras unos piden a la clase política o económica que deje de robar, los otros exigen y practican una democratización del robo (“Si los banqueros roban, nosotros también”, parece ser el lema, según el cual, hasta Camps sería un “indignado”).
“Quieren un I-Phone” resume perfectamente un colega británico de vuelta de todo.
 El vídeo en el que unos tipos roban la mochila de un chaval herido en los disturbios mientras simulan ayudarle ilustra dramáticamente la falta de valores. http://www.impre.com/la-gente-dice/viewArticle.action?articleId=281474978860250
El conflicto, lejos de lo que sostienen otros, tampoco tiene nada de racial, clasista sí, pero no racial. El movimiento tiene que ver con las clases más pobres, independientemente de su color, en un país que es mucho más clasista que racista. De hecho, en una región en la que los blancos pobres son muchos, es curioso que los barrios de kurdos, musulmanes o pakistaníes encuentren al menos un cierto freno al conservar referentes en sus propias comunidades, de los que carecen los “white trash”.
No se equivoquen, tampoco son punks. La pose apolítica del movimiento al menos tenía un fondo anarquista, lo de hoy es puro egoísmo. “Que no te digan lo que quieres, lo que necesitas (…) somos las flores en el cubo de basura”, decían los Sex Pistols en su God save the Queen, otra buena sintonía para la gala inaugural de los JJOO.