Los
primeros acordes de She goes down resuenan en el cinco de Ton y Son. Antonio
equaliza con la pasión de un niño la Taylor de Charlie, que calienta la voz
para una melodía en re menor que exige garganta y pasión. David envuelve su timidez bajo una gorra John Deere con rejilla mientras prueba
aparentemente distraído unos encuentros esporádicos entre la Taylor de Charlie
y su Telecaster rubia. Carlos desvirga con cariño y sin prisas una línea de
bajo que encaja a la perfección con un descenso en femenino que apenas recuerda. Jona se olvida del metrónomo
en los primeros compases y tira de oficio y emociones para ajustarse al ritmo
que adivina en la mente frenética del menor de los Polar. Y ella se desliza y cae
y cae.
La
segunda vez, el descenso es más contundente. A mí personalmente me gusta
más. No es un derrumbe ni un hundimiento, pero es más profundo, no sé si me explico, es más como si se desvaneciese.