Monday 4 May 2009

Extranjero de sí mismo


Era la primera vez que no se reconocía en el espejo. Hubo muchas posteriores, pero ninguna le produjo tal conmoción. La preocupación que le atenazaba hacía tiempo se convirtió definitivamente en pánico. Hacía unos meses que estaba experimentando una extraña sensación de aislamiento impropia de su carácter vehemente e inexorablemente comprometido. Los primeros días la percepción le produjo más que nada desorientación, incluso pudo disfrutar de un cierto placer al observar la falta de reacción a situaciones que normalmente recibían una respuesta muy pasional de su parte, incluso excesiva a juicio de algunos para un organismo demasiado acostumbrado a problemas digestivos y tensionales. Pero, con el paso de los días, el nuevo carácter fue soldándose tenazmente a su temperamento y acabó por convertirlo en un extraño para sí mismo. Se veía totalmente ajeno a las vivencias que experimentaba su cuerpo. Los sentidos apenas le pertenecían y empezó a ver como desconocidos al restringido grupo de quienes consideraba cercanos. Estaba fuera de las conversaciones y más lejos aún de las discusiones que habían forjado su vida y relaciones. Se sintió desterrado de su propio cuerpo y cada vez realizaba visitas al baño con mayor frecuencia con el objetivo único de que el espejo le devolviese una imagen de sí mismo que era incapaz de recordar sin ayuda. Aquel día, cuando sus padres, mujer, hijos, hermanos y compañeros le devolvieron un gesto socarrón desde el cristal del baño creyó morir. Pero poco después lo entendió todo. Aquel cuerpo se había convertido, por fin, en el hombre que tanto anhelaban los suyos y lo mejor era dejarse llevar.

2 comments:

Anonymous said...

Qué mal rollo

Anonymous said...

aaaaa