Thursday 10 February 2011

Me llamo Zoe


Arropado por su pequeño y rollizo brazo sentía cómo subía su temperatura corporal a pesar de que el termómetro marcaba solamente 37,5 grados. Reaccionó al antitérmico con una sudada digna de un atleta y tras cambiarle la camiseta – por supuesto una de sus favoritas, la rosa con un corazón rojo en el centro - pasó una noche razonablemente tranquila. Cada vez que posaba los labios en la frente para comprobar el termostato corporal me enternecía mirar sus mejillas enrojecidas y ligeramente menos rellenas por la enfermedad. También me enternecía y sorprendía a la vez con qué sentido del humor visionaba desde sus nuevas gafas de notable graduación uno tras otro una decena de capítulos de “Me llamo Earl”, una serie ácida y difícil para una niña de seis años. Los privilegios del enfermo en nuestra casa incluyen excepcionalmente horas ilimitadas de pelis, series de TV o lectura. La elección de Zoe igual no es casual, porque se trata de una niña que quiere encantar, necesita ser querida y agradar es uno de los objetivos básicos de su pequeña existencia.  A diferencia del protagonista de la serie, Zoe no tiene una lista de malas acciones que reparar, pero, definitivamente quiere ser una buena persona.

2 comments:

Unknown said...

Y segurisimo que lo sera, .... como su padre

Anonymous said...

Precioso (el relato) y preciosa (Zoe)
Tere