Wednesday 26 September 2007

Liberté, Egalité ...


Al volante de la furgoneta y todavía con el corazón desbocado creyó que ya era el momento de desenfundarse el pasamontañas.
Jean Pierre era un joven libertario, de enraizadas raíces republicanas. Su padre fue un destacado representante de las protestas estudiantiles del Mayo del 68, su abuelo participó activamente en la liberación del París ocupado por los nazis. El padre de éste ya había luchado contra las tropas alemanas en la Primera guerra mundial y el padre del padre del padre de éste degolló personalmente a algunos burgueses de la Francia ilustrada a finales del siglo XVIII.
"A los verdugos capitalistas: Exigimos de inmediato la puesta en libertad de los camaradas sometidos al vallasaje abyecto de la burguesía", escribió en grandes letras de molde en la fachada de la facultad. Lo hizo a la primera, sin premeditación, improvisadamente. Con catorce años leyó "El capital" de Karl Marx y manejaba con soltura el lenguaje revolucionario. Con su mágica presencia, su excelente labia, su formada cultura y unas dotes de liderazgo innatas no le fue difícil reclutar a media docena de jóvenes hambrientos de ideales y de causas perdidas.
Preferían que la prensa se refiriese a ellos como grupo guerrillero o separatista, aunque estaban acostumbrados al tratamiento, no exento de sarcasmo, de banda terrorista.
Aprovecharon una multitudinaria convención internacional en el centro de la ciudad para dar el que, a buen seguro, sería el golpe con mayor repercusión de sus tres años y pico de ejercicio.
Conocía el bosque como el salón de su casa, ni el más experimentado de los pastores de la zona habría sido capaz de descubrir el zulo. Condujo la furgoneta por terrenos escarpados con notable agilidad. En la parte trasera, Paul se esforzaba por mantener el orden y mitigar en la medida de lo posible los efectos de la dura amortiguación sobre el valioso cargamento.
Cuando abrió el portón trasero de la furgoneta, los catorce enanos no se movieron, ni articularon palabra. Dos de ellos venían de Gran Bretaña, contratados al servicio de Su Majestad. Cinco más prestaban sus cuerpos exentos de orgullo a los jardínes de los Campos Elíseos y el resto pertenecía, literalmente, a distintos miembros destacados de la burguesía local. Los muy desagradecidos no tenían conciencia de clase. Tenían vacío el cerebro y sus carnes y rostros de escayola o cerámica no eran capaces de mostrar la más mínima emoción. Los siete pequeños sicarios de Blancanieves tenían más orgullo que aquellos enanos de jardín conformistas y descastados que ahora, gracias al Frente de Liberación de Enanos de Jardín, ocuparían su lugar en el mundo de los gnomos, las hadas y los proletarios del bosque.


Noticia: "El Frente Francés de Liberación de Enanos de Jardín vuelve a la carga", titula un diario. Un grupo, creado en 1996 en Francia por estudiantes decididos a luchar contra el mal gusto hortera pequeño burgués, saltó a las páginas de los diarios al liberar distintas figurillas en una exposición de estatuas ornamentales en París. Desde 1996, el grupo ha robado de los jardines franceses miles de gnomos de barro. El movimiento se ha extendido a otros países.

2 comments:

Fernando said...

Es divertidísimo. Cada vez que me imagino esos enanos …
por una vez me identifico con un grupo de personas que se hacen llamar Frente de Liberación…de lo que sea
Por cierto, ¿Dónde tienen su sede en España?. Me alisto hoy mismo

Carlos Fuentes said...

excelente
seguí los pasos del FLEJ cuando vivía en Bélgica, país en el que eran bastante activos
también en Bélgica desplegaba su actividad otra organización subversiva de interés, sobre la que le puedo pasar información: la Internacional Tartista